Ciudades para todos

Por Ricardo Murrieta

Hay en las ciudades una lucha desigual y habitual por el espacio para circular. Pero no es una guerra. No al menos para muchos de los que somos ciclistas. Entendemos que los seres humanos vivimos en sociedad y que en las ciudades a veces se es conductor de automóvil y otras usuario de transporte. Nadie es solamente automovilista. La intermodalidad es una necesidad y lo que solemos ser todos en algún momento es peatones.

En la planeación de calles (cuando las hay) el peatón es el rey. Debe destinarse más espacio a esta modalidad y a las personas con alguna discapacidad física. Luego siguen las bicicletas, el transporte público y al final, los particulares: motocicletas y automóviles.

Pero hoy el automóvil es el rey y todos perdemos cuando andamos de peatones. Basta intentar cruzar calles en las que solamente se pensó en el automóvil. Aquí en nuestra ciudad las calles están llenas de hoyos, pero es posible circular en auto. No pasa lo mismo para los peatones. Los reto a caminar por la Av. México, la nuevecita que conecta Ixtapa con la UMA y que ahora se va a extender hasta Fluvial Vallarta. Las banquetas además de inexistentes tienen más monte que el cerro menos visitado. Es una avenida de uso exclusivo para autos o bajo su propio riesgo en alguna otra modalidad.

Y aunque la lucha es todos los días, no es una guerra ni habrá un ganador. Es un enfrentamiento de posiciones que pueden complementarse para crear una nueva ciudad donde ganen todos, incluido el más estricto de los automovilistas pues cuando todos tengamos un espacio habrá muchos autos menos y su circulación será más fluida, sin tanto tráfico.

Fomentar el uso del automóvil es poco saludable para cualquier ciudad. Algunas ya lo entendieron por las malas y otras grandes ciudades por las buenas. Londres cobra por transitar por el centro y Oslo ha lanzado la prohibición para usar automóviles. La Ciudad de México no puede respirar por la contaminación a la que no parece importarle las medidas radicales del “hoy no circula”.

En Vallarta no hay caminos para mucho tráfico. Una prueba de ello es la también navegable Av. Francisco Villa pues en horas pico toma casi 30 minutos ir del Pitillal a la Biblioteca y cada dos o tres años le ponen más semáforos.

Los que saben hacen una pregunta interesante: ¿cómo sería el futuro si diseñamos nuestras ciudades para las personas y no para los automóviles?

Porque no todos podemos tener automóvil, no todos están a gusto en bicicleta y el transporte público tiene sus limitaciones, hagamos una ciudad para todos pensando en el peatón. Ya lo dije antes pero quiero cerrar con la misma afirmación: todos somos peatones a diario. Nadie es automovilista siempre.