Por Jason Vásquez
¿Qué cuentas le darías a tu niño interior si te lo toparas de frente en estos días?
Sí, ese que jugaba con los Playmobil y las figuras de acción de la Guerra de las Galaxias o cualquier otro juguete nostálgico Lili Ledy.
¿Cómo justificarías que la manera en que te ganas la vida hoy en día no estaba en el plan original?, ese plan perfecto que te imaginaste una tarde de Frutsis congelados en sexto de primaria.
Hace poco conocí a una chica que sentía que había sido congruente con su plan de niña, ella se la pasaba enseñando a leer y escribir a sus muñecas y ahora a los 32 es una adorable educadora de niños prestados.
Sin caer en zonas clichés infantiloides de policías, astronautas y bomberos:
Neta, ¿eres congruente con lo que querías ser de niño?
Es más, voy a intentar ir un poco más allá:
¿Eres al menos lo que tenías en mente llegar a ser?
¿O estás enredado en las millones de justificadas posibilidades que todos conocemos y que no vale la pena ni siquiera repetir?
En qué parte entre las Díez y las doce te desviaste entre un escritorio y un sueldo siempre consensuado por todos menos por ti.
¿Cuándo cambiamos los Frutsis por informes trimestrales y cuándo dejamos que nuestros puntos del Infonavit fueran decisivos para adquirir una casita en el árbol?
Esto no pretende ser una elegía, ni mucho menos el funeral de nuestro difunto Peter Pan, tan sólo es que hay días como hoy en que me da miedo torcer en una esquina y encontrarme con un Jason niño cuestionándome si es verdad que me gano la vida contando chistes y no haciendo conciertos en estadios como era el plan original.
León Guanajuato, un día del niño del 2016.
Blogguer: De las cosas sencillas.
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Del autor:
Jason Vásquez es: clown (conocido), músico (desafinado), dramaturgo (incipiente), escritor (de baqueta) y Director del Festival internacional de Circo, Comedia y Artes de la Calle VIDAFEST y de la Compañía Pata de Perro, desde hace veinte años.
