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¿Golpe de Estado en Bolivia? Aquí te explicamos

(El Financiero).- Evo Morales, quien dimitió a la presidencia de Bolivia este domingo, denunció un golpe de Estado por parte de la derecha, pero ¿qué significa este término que ha cobrado fuerza en medio de la crisis política de ese país?

En octubre, Morales señaló que la derecha gestaba un golpe de Estado, luego de proclamarse ganador de las elecciones y declaró el estado de emergencia en Bolivia para defender la democracia, mientras se multiplicaban las protestas en su contra por un supuesto fraude en los reñidos comicios, cuyos resultados finales aún se desconocen.

Pero, ¿qué es un golpe de Estado?

Se refiere a la toma de poder político de manera repentina por parte de un grupo de poder que rompe el orden constitucional y que vulnera las normas legales de sucesión, dijo a El Financiero Ana María Salazar, internacionalista y columnista de esta casa editorial.

La especialista apuntó que en algunos casos, los gobernantes usan el término de una forma política, por ejemplo, cuando se sienten amenazados.

En cuanto a lo que ocurre actualmente en Bolivia, Salazar descartó que se trate de un golpe de Estado, como lo denunció el mandatario del país, porque no se vulneraron las normas de sucesión.

«En el caso de Bolivia no se vulneraron las normas de sucesión, para hacerlo, el Ejército tendría que desconocer al presidente, o bien, la rama legislativa desconocerlo», detalló.

Además, explicó que generalmente cuando se piensa en golpe de Estado, se piensa en los militares porque es muy difícil para un gobernante sin las fuerzas armadas.

Esta frase es distinta a términos como revuelta, rebelión, motín o guerra.

El término como tal ha sufrido varios cambios a lo largo de la historia, pero sus inicios se remiten a Francia, entre 1794 y 1799, cuando el golpismo penetró con varias colisiones violentas entre los poderes del Estado que se denominaron ‘golpes del Directorio’.

Posteriormente, llegó la palabra golpe de Estado entendido como coup de forcé impuesto por el poder absoluto de un monarca, según el autor Eduardo Calleja en su libro ‘Golpes de Estado’.

Para que un golpe de Estado sea exitoso, los líderes tienen que convencer a cada élite de que las demás se unirán, y así lograr que actúen al unísono, lo que a menudo implica conducir a los manifestantes y a los gobiernos extranjeros para que apoyen la causa, y así crear la apariencia de consenso, según New York Times.

Sin embargo, el medio señala «que las probabilidades de que un golpe de Estado conduzca a la democracia son escasas. Desde la Segunda Guerra Mundial, solo uno de cuatro casos en los que se derrocó a un dictador esto condujo a la instalación de la democracia».

Venezuela fue uno de los países en donde resonó esta palabra, pero Reynaldo Díaz, representante en México de la Asamblea Nacional de Venezuela, dijo que lo que pasó en ese país latinoamericano no fue un golpe de Estado, sino una reconfiguración constitucional.

«Lo que vimos el día de hoy fue ese quiebre constitucional, ese quiebre de la conciencia. Y para aclarar de una vez por todas, lo que pasa en Venezuela no es un golpe de Estado, es una restitución del hilo constitucional», indicó en abril en entrevista para La Nota Dura de El Financiero.

En México, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha mencionado el término en sus conferencias matutinas y en tuits.

El 2 de noviembre, López Obrador mencionó esta palabra en un tuit para recordar que no existen condiciones para que esto (golpe de Estado) suceda en México y también por el discurso de un miembro de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que expresó preocupación por «el México de hoy».

Días después, el mandatario señaló: «por eso lo de mi mensaje, para que nadie esté pensando que hay condiciones para dar un golpe de Estado, no existen condiciones, eso es lo que digo, no hay esas condiciones. Para que no se caiga en esa tentación», puntualizó en su conferencia mañanera.

Este domingo, Evo Morales renunció al cargo con la intención de facilitar la pacificación de su país, que vive en convulsión social poco después de que la OEA pidiera nuevas elecciones por irregularidades en los comicios presidenciales del 20 de octubre.

“Estoy enviando mi carta de renuncia a la Asamblea Legislativa de Bolivia”, dijo el mandatario en la televisión nacional.

Desde que estalló la crisis tras los comicios del 20 de octubre, tres opositores han muerto en violentos enfrentamientos callejeros con seguidores del mandatario y más de cien resultaron heridos.

Mientras tanto elementos de la policía se amotinaron en exigencia de mejoras salariales, mejores condiciones de trabajo y la renuncia de su comandante. En uno de sus pedidos demandan “independencia política para no ser instrumento de ningún Gobierno”.

-Con información de Paulina Nares, AP y la Secretaría de la Defensa Nacional.

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