Por: Alegro Muñoz
Puerto Vallarta, Jal.- A diferencia de otros tiempos, al menos de los últimos 100 años, Puerto Vallarta no había vivido un 12 de diciembre tan solitario como éste.
Y es que debido a la pandemia del coronavirus, las procesiones multitudinarias que acuden año con año a la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe y San José fueron canceladas para cortar la cadena de contagio del coronavirus.
En esta ocasión, a petición de las autoridades eclesiásticas y municipales, los feligreses que acuden a los pies de la virgen del Tepeyac no asistieron como parte de los casi 300 mil que peregrinan durante el docenario en honor a la patrona de la ciudad.
De manera controlada y ante un discreto dispositivo de seguridad, los feligreses devotos a la virgen de Guadalupe han acudido en el transcurso del día hasta la puerta de la parroquia, dónde una reja de color negro les impide estar de cerca de la virgen, más no de su devoción e infinita fe que le profesan.
«Es un 12 de diciembre extraño, solitario» comentó uno de los feligreses que acudió a felicitar a la virgen en su día.
A la medianoche del viernes 11, iniciaron las tradicionales mañanitas a la virgen, sin embargo, en esta ocasión, en solitario, sin la presencia de los cientos de personas que acuden a cantarle a la llamada «reina de México».
«Venimos con devoción a sus pies, no queremos dejar pasar la fecha» comentó otro de los feligreses al acudir al santuario mariano ubicado en el centro de la ciudad.
