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Vergüenza Grado: Internacional

Por Salvador Cervantes

 

El pasado 8 de Septiembre, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público entregó a la Cámara de Diputados el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2017, de manera anticipada se anunciaban reducciones importantes en el presupuesto para el ejecutivo federal sin afectar los programas sociales y actividades sustantivas.

Sin embargo fue sorpresivo, al menos para los que estamos vinculados a la protección civil, una importante reducción de recursos destinados a la Prevención y la atención a las afectaciones, específicamente a Fondo para la Prevención de Desastres (FOPREDEN) y al Fondo de Desastres (FONDEN).

La ley determina el porcentaje que se deben destinar a estos fondos, los cuales históricamente han sido evidentemente insuficientes.

En una serie de esfuerzos y gestiones importantes de entidades federativas y legisladores, se había logrado un incremento anual constante al menos en los últimos 7 años.

Los diarios oficiales publican en los respectivos años un incremento constante en el FONDEN de 150 millones de pesos en 2009 a poco más de 8 mil millones de pesos en el 2016, por su parte de manera incipiente el FOPREDEN destinado a proyectos preventivos creció de 300 millones de pesos en el 2010 a 358 millones de pesos en el 2016.

Simplemente estos datos reflejan que las estrategias planteadas por los economistas no son coherentes con las nuevas políticas públicas señaladas por la ONU en relación a la Gestión de Riesgos de Desastres donde se debe privilegiar a la prevención.

Nuestro país, a través del Presidente de la República, firmó en el 2015 el Marco de Sendai, el cual es el documento referente de las estrategias y acciones que los países deben cumplir para impulsar la prevención, la resiliencia y la reducción de riesgos de desastres en el mundo. En la prioridad 3 de dicho marco de Sendai, se señala la importancia de destinar recursos para acciones de prevención y mitigación de riesgos en todos los órdenes de gobierno.

De acuerdo con la Evaluación Global Sobre la reducción de Riesgos de Desastres 2015 hecha por la ONU, con sólo destinar a la prevención el 0.1% de la inversión que realizará a la construcción de infraestructura en los próximos 15 años, se lograría una reducción del 20% del costo de las pérdidas anuales estimadas que podrían ser ocasionadas por los desastres.

Los números son claros, invertir en prevención sin duda es más barato que reconstruir y recuperar el desarrollo perdido.

Entiendo que las condiciones económicas mundiales requieren que cada país haga esfuerzos para evitar crisis económicas que mermen el desarrollo, sin embargo, me parece que a las autoridades nos les ha quedado claro que la ocurrencia de afectaciones por desastres, implica también un retroceso en el desarrollo de las comunidades, por ello la estrategia es invertir en la prevención y la resiliencia.

En el 2017, nuestro país será sede de la Plataforma Global para la Reducción de Riesgos de Desastres, entonces me pregunto ¿No nos dará vergüenza que mientras somos reconocidos como un referente internacional en temas de Gestión de Riesgos de Desastres, de manera irresponsable y poco coherente se esté reduciendo en un 50% el Fondo de Prevención y en más de 2 mil millones de pesos el Fondo para Desastres?

Sin duda, el reto para la Secretaría de Hacienda y los legisladores será reconsiderar estos montos y buscar la coherencia moral y política, tanto nacional como internacional, para recomponer este error antes de que se defina el presupuesto del siguiente año.

 

Hasta la próxima.

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